La infiltración de un agente encubierto en la marcha de
El informe anual sobre Derechos Humanos en Chile 2008 de
La semana pasada el Rector de
El uso de tecnologías represivas, gases lacrimógenos, sustancias químicas diversas, balines antimotines, cuyo efecto sobre la salud de los ciudadanos no está transparentada, es un hecho habitual en nuestro medio. Si a ello se agrega un talante brutal o el uso de procedimientos intrusivos que no garantizan objetividad ni dan confianza –como los agentes infiltrados en manifestaciones- se puede rápidamente arribar a un punto crítico.
Es conocida la eficiencia de Carabineros como cuerpo de choque antimotines, pero no como policía moderna. En particular por el uso poco controlado de la fuerza, y su tendencia a identificar a los ciudadanos manifestándose como enemigos.
La mayor parte de los hechos citados son constitutivos del delito de violencia innecesaria contemplado en el Código de Justicia Militar y resultan violatorios de los Principios Básicos establecidos por Naciones Unidas sobre el Empleo de
Las deficiencias no son de ahora. Muchas de ellas son de largo arrastre y permanecen por la tendencia de las autoridades civiles a brindar autonomía formativa y profesional a las policías, las que prácticamente parecen cuerpos autogenerados.
En el momento actual, y por la preeminencia de un discurso duro en materia de orden público por parte del Ministerio del Interior, sería conveniente saber si Carabineros ha afinado sus sistemas de inspección interna y si los controles del mando civil efectivamente se ejercen.
De ello depende que la violencia y el trato degradante pueda ser punido y exista, efectivamente, tanto responsabilidad del mando como responsabilidad política cuando los excesos caen en la ilegalidad De lo contrario, estarían fuera de control.
Fuente: trincheradelaimagen.blogspot.com
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